El Cordobazo

Diego García. Historiador. Docente e inves­ti­ga­dor de la Universidad Nacional de Córdoba. Miembro del Programa de Historia y Antropología de la Cultura (IDACOR-UNC).  

Ciudad: Córdoba
Productor: Movimiento obre­ro, Movimiento estu­dian­til, Vecinos de la ciu­dad de Córdoba
Personas Vinculadas: Sindicatos y gre­mios obre­ros, agru­pa­cio­nes y mili­tan­tes estu­dian­ti­les, mili­tan­tes polí­ti­cos, emplea­dos públi­cos y pri­va­dos. Algunos de los nom­bres más cono­ci­dos son de diri­gen­tes sin­di­ca­les: Atilio López (secre­ta­rio gene­ral de UTA), Elpidio Torres (secre­ta­rio gene­ral de SMATA) y Agustín Tosco (secre­ta­rio gene­ral de Luz y Fuerza).
Ubicación: Centro de Documentación del Cispren; Archivo Provincial de la Memoria; Hemeroteca de la Legislatura de la Provincia de Córdoba; Biblioteca José María Aricó (UNC), Cedinci, entre otros.
País: Argentina
Año: 1969
Tipo: Hito

“Una de las con­sig­nas de la revuel­ta fue “rom­per pero no robar”. Y se vio así cómo algu­nos mani­fes­tan­tes que se apo­de­ra­ban de obje­tos saca­dos de los nego­cios sinies­tra­dos fue­ron dura­men­te incre­pa­dos por sus com­pa­ñe­ros. Los obje­tos, por cier­to, no fue­ron retor­na­dos a sus luga­res de ori­gen sino que se los des­tru­yó en la calle. Fue una depre­da­ción orga­ni­za­da. En la inter­sec­ción de la ave­ni­da Colón y Fragueiro […] sede de la sucur­sal Córdoba de la empre­sa Xerox, la valio­sa maqui­na­ria fue saca­da a la calle y que­ma­da. Luego se hizo lo mismo en las ins­ta­la­cio­nes del local. Se pro­du­jo enton­ces un hecho dra­má­ti­co que, en cier­to modo, demues­tra el clima de esta jor­na­da. Una mujer se apro­xi­mó llo­ran­do a un grupo de revol­to­sos que obser­va­ban cómo las lla­mas acti­va­das por la com­bus­ti­bi­li­dad de los ele­men­tos emplea­dos en la deco­ra­ción del nego­cio, gana­ban el entre­pi­so, y les incre­pó: “¿Qué les hici­mos noso­tros?”. El que apa­re­cía como cabe­ci­lla de la célu­la le res­pon­dió: “Usted par­ti­cu­lar­men­te nada; uste­des en con­jun­to, todo”.

La Nación, 30 de mayo de 1969 

En la ciu­dad de Córdoba, la maña­na del 29 de mayo de 1969 y al mismo tiem­po que se cum­plen las cere­mo­nias de cele­bra­ción del día del Ejército Argentino, tra­ba­ja­do­ras y tra­ba­ja­do­res  aban­do­nan el tra­ba­jo en las fábri­cas y se des­pla­zan hacia el cen­tro de la ciu­dad. La colum­na más nume­ro­sa pro­vie­ne de los ope­ra­rios de la indus­tria auto­mo­triz y metal-mecá­ni­ca. Los emplea­dos de comer­cio y de la admi­nis­tra­ción públi­ca hacen lo mismo y per­ma­ne­cen espe­ran­do.

La mayo­ría de las y los estu­dian­tes uni­ver­si­ta­rios tam­bién se orga­ni­zan para la movi­li­za­ción. Es que pocos días antes, la Confederación General de Trabajadores de Córdoba había con­vo­ca­do a la rea­li­za­ción de un paro acti­vo con aban­dono de tareas para el 29, como anti­ci­po del paro gene­ral del 30 de mayo que se había deci­di­do a nivel nacio­nal en con­tra de las polí­ti­cas auto­ri­ta­rias del gobierno de facto del gene­ral Juan Carlos Onganía. Pasado el medio­día, y tras los pri­me­ros enfren­ta­mien­tos, es ase­si­na­do el obre­ro meta­lúr­gi­co Máximo Mena (de 27 años) por la poli­cía, casi en la puer­ta de entra­da al cen­tro de la ciu­dad, a pocos metros de la ex plaza Vélez Sarsfield.

La noti­cia cir­cu­la rápi­da­men­te a tra­vés del sis­te­ma de comu­ni­ca­ción orga­ni­za­do por men­sa­je­ros en moto que man­tie­nen en con­tac­to las diver­sas colum­nas. Se mul­ti­pli­can los com­ba­tes calle­je­ros, la poli­cía se replie­ga y la ciu­dad es toma­da por mani­fes­tan­tes que arman barri­ca­das junto con veci­nas y  veci­nos, que­man­do auto­mó­vi­les, mue­bles y car­te­les; incen­dian y des­tru­yen nego­cios, ban­cos y otros edi­fi­cios. Hacia la tarde, luego de la inter­ven­ción del Ejército, los par­ti­ci­pan­tes de la pro­tes­ta se con­cen­tran y atrin­che­ran en el barrio Clínicas (un barrio estu­dian­til), y los enfren­ta­mien­tos con las tro­pas pro­si­guen con bom­bas molo­tov y fran­co­ti­ra­do­res apos­ta­dos en los techos y las terra­zas del barrio. Dos días des­pués, tras múl­ti­ples des­tro­zos, un núme­ro inde­ter­mi­na­do de muer­tos, dece­nas de heri­dos y de dete­ni­dos, el Ejército logra res­ta­ble­cer el orden, y la ciu­dad va recu­pe­ran­do la nor­ma­li­dad.

¿Qué había suce­di­do? Esa era la pre­gun­ta que todos se hacían, en Córdoba y en Argentina. Es que para sus con­tem­po­rá­neos, el Cordobazo se pre­sen­tó, antes que nada, como un acon­te­ci­mien­to impre­vis­to (aun­que pla­ni­fi­ca­do) que se recor­tó sobre el fondo de la vida coti­dia­na. Se pre­sen­tó como un enig­ma que había que des­ci­frar para enten­der la Argentina de fines de los sesen­ta, y como un signo de las trans­for­ma­cio­nes socia­les y polí­ti­cas de Córdoba. Con el paso del tiem­po, se con­vir­tió tam­bién en un sím­bo­lo: de lucha y uni­dad social, de resis­ten­cia fren­te a los gobier­nos mili­ta­res, de iden­ti­dad.  

El esta­lli­do del Cordobazo per­mi­te arti­cu­lar en un dise­ño antes inexis­ten­te cier­tas con­di­cio­nes gene­ra­les con cau­sas inme­dia­tas. Presenta así una trama en donde el pro­ce­so de indus­tria­li­za­ción de Córdoba, espe­cial­men­te alen­ta­do por el desa­rro­llo de la pro­duc­ción auto­mo­triz, la pros­crip­ción del pero­nis­mo y la orga­ni­za­ción sin­di­cal o la trans­for­ma­ción urba­na se cru­zan con los movi­mien­tos estu­dian­ti­les y con­tes­ta­ta­rios del 68 en París y México, la muer­te del Che, la opo­si­ción a la gue­rra de Vietnam o la moder­ni­za­ción cul­tu­ral de los 60. Pero sin cau­sas inme­dia­tas –la repre­sión del gobierno mili­tar ejer­ci­da con par­ti­cu­lar vio­len­cia sobre estu­dian­tes y obre­ros, las pue­bla­das pre­vias en Argentina duran­te el 69, las medi­das que per­ju­di­ca­ban a los obre­ros cor­do­be­ses, como las qui­tas zona­les o la anu­la­ción del sába­do inglés e, inclu­si­ve, el ase­si­na­to de Máximo Mena en la misma mani­fes­ta­ción–, lo que suce­dió el 29 de mayo de 1969 sería incom­pren­si­ble.

Desde las pers­pec­ti­vas socio­ló­gi­cas con­tem­po­rá­neas el Cordobazo (Agulla, Delich) fue un “epi­fe­nó­meno” que reve­la­ba una cri­sis gene­ra­da por la tran­si­ción ace­le­ra­da que la socie­dad de Córdoba sufría. ¿Cuáles eran los ras­gos de esa tran­si­ción? Una indus­tria­li­za­ción de extra­or­di­na­ria velo­ci­dad con­cen­tra­da en el desa­rro­llo de la indus­tria auto­mo­triz –tec­no­ló­gi­ca­men­te com­ple­ja y moder­na– de capi­ta­les extran­je­ros. Las con­se­cuen­cias socia­les de ese pro­ce­so fue­ron igual­men­te velo­ces: un ver­ti­gi­no­so cre­ci­mien­to pobla­cio­nal, en parte pro­mo­vi­do por migra­cio­nes pro­ve­nien­tes del inte­rior de la pro­vin­cia, de otras pro­vin­cias y paí­ses limí­tro­fes; una socie­dad más com­ple­ja, com­pues­ta por sec­to­res obre­ros recien­tes que modi­fi­ca­ban la estruc­tu­ra social local; un ace­le­ra­do desa­rro­llo urbano, en espe­cial a par­tir del asen­ta­mien­to de los nue­vos barrios obre­ros al sur y al este de la ciu­dad (cerca de las plan­tas de Fiat y Renault). Finalmente: Córdoba era la ciu­dad “más joven” de la Argentina (el 54% de su pobla­ción tenía menos de 30 años).

En defi­ni­ti­va, pro­tes­ta obre­ra, rebe­lión popu­lar, insu­rrec­ción urba­na que, como acon­te­ci­mien­to, fun­cio­na como un umbral. Por un lado cie­rra un pro­ce­so abier­to con el golpe de Estado que derro­có a Perón en 1955 y, por el otro, abre otro mar­ca­do por una inten­sa movi­li­za­ción social. Un momen­to de encuen­tro entre pro­ce­sos rela­ti­va­men­te autó­no­mos (la orga­ni­za­ción obre­ra bajo la pros­crip­ción pero­nis­ta, el com­pro­mi­so y radi­ca­li­za­ción pro­gre­si­va de los jóve­nes de cla­ses media) que luego siguie­ron cami­nos tam­bién dis­tin­tos. El 29 de mayo, en fin, abrió una recon­si­de­ra­ción del pasa­do recien­te, a la vez que pro­mo­vió un hori­zon­te polí­ti­co en el que se con­ju­ga­ba, no siem­pre con niti­dez, el recla­mo por la recu­pe­ra­ción de la demo­cra­cia con la espe­ran­za revo­lu­cio­na­ria. En cual­quier caso, ofre­ció una incues­tio­na­ble con­fian­za en las posi­bi­li­da­des de la acción y orga­ni­za­ción polí­ti­ca y social.

Referencias

Agulla, J. C. (1969). Diagnóstico social de una cri­sis. Córdoba, mayo de 1969. Córdoba: Editel.

Delich, F. (1970). Crisis y pro­tes­ta social, Córdoba 1969. Buenos Aires: Signos.

García, D. (2023). Un acon­te­ci­mien­to escu­rri­di­zo. El Cordobazo: sen­ti­dos en dispu­ta. ISEP, DGES, Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba. Disponible: https://isep-cba.edu.ar/web/wp-content/uploads/2017/08/libro-cordobazo.pdf

Gordillo, M. (1999). Córdoba en los ‘60. La expe­rien­cia del sin­di­ca­lis­mo com­ba­ti­vo. Córdoba: SEU-UNC.

Galería

Scroll al inicio

Descubre más desde Modernismo Latinoamericano

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo