Instituto de Medicina del Trabajo

Victoria Haidar, inves­ti­ga­do­ra del CITRA-CONICET-UMET (Buenos Aires, Argentina) y  docen­te en la FCJS-UNL (Santa Fe, Argentina).

Ciudad: Buenos Aires
Productor: Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires
Personas Vinculadas: Felipe Aguerre, Luis Benencio, Silvia Chejter, Rubén Efrón, Gilou García Reinoso, Omar Glezer, Estela Giménez, Horacio Kujnisky, Eduardo Menéndez, Carlos Rodríguez, Osvaldo Saidón, Ricardo Saiegh, Mario Testa.
Ubicación: Centro de Documentación Pensar en Salud (CeDoPS) — Instituto de Salud Colectiva — Universidad Nacional de Lanús, Remedios de Escalada, Lanús, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
País: Argentina
Año: 1973

El Instituto de Medicina del Trabajo (IMT) se creó en 1973 en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, en un con­tex­to sig­na­do por las expec­ta­ti­vas que sus­ci­ta­ba, tanto entre las gene­ra­cio­nes que habían pro­ta­go­ni­za­do la resis­ten­cia popu­lar con­tra los regí­me­nes auto­ri­ta­rios, como entre una mul­ti­tu­di­na­ria juven­tud, el idea­rio de libe­ra­ción nacio­nal y social que encar­na­ba el ter­cer gobierno pero­nis­ta. Entonces, el deca­na­to de esa ins­ti­tu­ción lo ocu­pa­ba Mario Testa, un inte­lec­tual y sani­ta­ris­ta afín a las ideas del pen­sa­mien­to lati­no­ame­ri­cano en cien­cia y tec­no­lo­gía y pró­xi­mo a la corrien­te de la JP (Juventud Peronista). En este con­tex­to y bajo la direc­ción de Ricardo Saiegh, el Instituto reu­nió a un con­jun­to de jóve­nes pro­fe­sio­na­les que por su mili­tan­cia en el pero­nis­mo revo­lu­cio­na­rio y en orga­ni­za­cio­nes de la “nueva izquier­da” argen­ti­na, habían toma­do con­tac­to con sin­di­ca­tos de base. 

La par­ti­cu­la­ri­dad del Instituto estu­vo dada por la afir­ma­ción de una con­cep­ción demo­crá­ti­ca de la salud, que iba a con­tra­pe­lo del para­dig­ma indi­vi­dua­lis­ta y bio­lo­gi­cis­ta impe­ran­te en las cien­cias médi­cas. Inspirado en las con­sig­nas de “no mer­can­ti­li­za­ción” y “no dele­ga­ción” pro­ce­den­te de la expe­rien­cia del “mode­lo obre­ro ita­liano” (un dis­po­si­ti­vo de acción y explo­ra­ción sobre la noci­vi­dad del tra­ba­jo indus­trial carac­te­ri­za­do por la cen­tra­li­dad obre­ra), el IMT impul­só pro­ce­sos auto­ges­tio­na­rios de salu­bri­dad a nivel de las fábri­cas en la ciu­dad de Buenos Aires. Así, dio lugar a la con­for­ma­ción de comi­sio­nes de higie­ne y alen­tó el invo­lu­cra­mien­to de tra­ba­ja­do­ras y tra­ba­ja­do­res junto a sus orga­ni­za­cio­nes en la gene­ra­ción de cono­ci­mien­to sobre los pro­ce­sos de salud/enfermedad.

Un momen­to sig­ni­fi­ca­ti­vo, para la cons­truc­ción de esa clase de arti­cu­la­cio­nes fue la rea­li­za­ción, en noviem­bre de 1973, de las Jornadas Nacionales de Medicina del Trabajo. En esta ocasión,la pres­ti­gio­sa Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires abrió sus puer­tas para alo­jar a dele­ga­dos sin­di­ca­les y tra­ba­ja­do­res, que com­par­tie­ron mesas de dis­cu­sión con jóve­nes pro­fe­sio­na­les de la salud; se trató de un even­to masi­vo, al que asis­tie­ron alre­de­dor de mil per­so­nas, entre obre­ros, emplea­dos, médi­cos, inge­nie­ros, psi­có­lo­gos, soció­lo­gos y otros pro­fe­sio­na­les

Durante su breve exis­ten­cia, el IMT avan­zó en la pro­duc­ción de mate­ria­les de capa­ci­ta­ción inclu­yen­do un “Manual de Medicina del Trabajo para Trabajadores” y cobi­jó inves­ti­ga­cio­nes sobre las con­di­cio­nes de tra­ba­jo en varios sec­to­res de la acti­vi­dad eco­nó­mi­ca nacional:industria auto­mo­triz, mine­ría, tele­fo­nía, cera­mis­tas, entre otros. Con un enfo­que epi­de­mio­ló­gi­co, el IMT cola­bo­ró abier­ta­men­te con los sin­di­ca­tos para el fun­da­men­to de refor­mas legis­la­ti­vas que bus­ca­ron ampliar la pro­tec­ción labo­ral. 

El sin­gu­lar encua­dre cola­bo­ra­ti­vo y mul­ti­dis­ci­pli­na­rio uti­li­za­do con equi­pos inte­gra­dos por per­so­nas pro­ve­nien­tes de la medi­ci­na, inge­nie­ría, socio­lo­gía, antro­po­lo­gía y psi­co­lo­gía, per­mi­tió visi­bi­li­zar pade­ci­mien­tos sub­je­ti­vos suti­les vin­cu­la­dos con el tra­ba­jo, así como pro­du­cir hallaz­gos inno­va­do­res para la época. Dos casos impor­tan­tes son el rele­va­mien­to del impac­to de la noci­vi­dad labo­ral en la salud men­tal y la inci­den­cia que las con­di­cio­nes de vida de las tra­ba­ja­do­ras, tales como  los usos del tiem­po y la orga­ni­za­ción de las tareas que hoy deno­mi­na­mos de “cui­da­do”, tenían sobre la salud. 

A tra­vés de for­mas de pen­sa­mien­to y acción que mez­cla­ban la pala­bra ple­be­ya y el dis­cur­so uni­ver­si­ta­rio, el cono­ci­mien­to cien­tí­fi­co y la pro­duc­ción colec­ti­va de sen­ti­do, el IMT cons­ti­tu­yó un ensa­yo demo­cra­ti­za­dor y crea­ti­vo, que apro­ve­chó prác­ti­cas de orga­ni­za­ción pre­exis­ten­tes en el movi­mien­to obre­ro argen­tino, así como cons­truc­cio­nes con­cep­tua­les y con­sig­nas pro­ce­den­tes de otras expe­rien­cias de lucha, para impli­car a los y las tra­ba­ja­do­ras en la defen­sa de su salud. Pero, en esta bús­que­da, tam­bién quie­nes se deno­mi­na­ban exper­tos resul­ta­ron trans­for­ma­dos: la con­cep­ción tota­li­za­do­ra con la que se enca­ró la pro­ble­má­ti­ca de la salud les depa­ró otras tareas y for­mas de inter­ven­ción, muy ale­ja­das a las moda­li­da­des auto­ri­ta­rias que carac­te­ri­za­ban a los médi­cos de fábri­cas. 

Como expre­sión del con­glo­me­ra­do de fuer­zas que habían apo­ya­do el pro­yec­to de libe­ra­ción que encar­na­ba el ter­cer gobierno pero­nis­ta, el IMT no fue ajeno a los con­flic­tos que mar­ca­ron dicha expe­rien­cia ni, tam­po­co, al clima de vio­len­cia polí­ti­ca rei­nan­te en la Argentina de los años seten­ta. Tras la renun­cia de Mario Testa al deca­na­to de la Facultad de Medicina, en mayo de 1974, los días para el IMT esta­ban con­ta­dos. Si bien se man­tu­vo en fun­cio­nes hasta sep­tiem­bre de ese mismo año, la per­se­cu­ción de la que eran obje­to los mili­tan­tes de izquier­das por parte de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), un grupo para­mi­li­tar liga­do a la dere­cha peronista,provocó la dis­gre­ga­ción del equi­po de pro­fe­sio­na­les que lo sos­te­nía. Obligados a aban­do­nar su país, varios de sus ex inte­gran­tes desa­rro­lla­ron carre­ras pro­fe­sio­na­les vin­cu­la­das al ámbi­to de la salud y el tra­ba­jo en España e Italia; con­vir­tién­do­se, en algu­nos casos, en refe­ren­tes inter­na­cio­na­les sobre el tema. El exi­lio favo­re­ció, así, la divul­ga­ción del enfo­que alter­na­ti­vo sobre la salud de los tra­ba­ja­do­res que se cons­tru­yó en torno del IMT, el cual ha lle­ga­do a cons­ti­tuir­se, con el correr de los años, en una fuen­te de ins­pi­ra­ción para inves­ti­ga­do­res, docen­tes, pro­fe­sio­na­les, diri­gen­tes y dele­ga­dos sin­di­ca­les de Argentina y otros paí­ses, que abor­dan la rela­ción tra­ba­jo y salud desde una pers­pec­ti­va crí­ti­ca. 

Referencias

Libros y publi­ca­cio­nes aso­cia­das: 

Martín, A. L., & Spinelli, H. (2011). Para que el hom­bre vuel­va a can­tar mien­tras tra­ba­ja. Salud Colectiva, 7(2), 177–197. Disponible en http://revistas.unla.edu.ar/saludcolectiva/index

Testa, M. (2019). Medicina del tra­ba­jo al ser­vi­cio de los tra­ba­ja­do­res: Actas de las Jornadas Nacionales de Medicina del Trabajo, Instituto de Medicina del Trabajo, Facultad de Medicina, Universidad Nacional y Popular (1.ª ed.). Remedios de Escalada: Universidad Nacional de Lanús. https://isco.unla.edu.ar/edunla/cuadernos/catalog/view/5/17/30–2

VV.AA. (1973). Boletín del Instituto de Medicina del Trabajo (N.º 1). Facultad de Medicina, Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires.

VV.AA. (1974). Medicina del tra­ba­jo al ser­vi­cio de los tra­ba­ja­do­res: Actas de las Jornadas Nacionales de Medicina del Trabajo. Instituto de Medicina del Trabajo, Facultad de Medicina, Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires. Buenos Aires: EUDEBA.

Otros enla­ces:

Centro de Documentación “Pensar en Salud” del Instituto de Salud Colectiva de la Universidad Nacional de Lanús, Argentina. https://cedops.isco.unla.edu.ar/

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